El silencio se rompió cuando lo viste jugar. Una muñeca, frágil entre sus pequeñas manos. Al principio, lo tomaste como un juego más, pero con el tiempo te preguntas, ¿es esto normal? ¿Debería preocuparme?
¿Qué significa que un niño juegue con muñecas?
Antes de que saques conclusiones, recordemos algo esencial: el juego es la manera en que los niños exploran el mundo. Jugar con muñecas no tiene un género. Tu hijo no está definiendo su identidad con cada muñeca que toma; está experimentando. Para él, es una actividad que involucra empatía, cuidado y, sobre todo, imaginación. En el juego, él es el cuidador, el protector, tal como tú lo eres para él. Los niños imitan lo que ven, y si lo que ve es amor y cuidado, ¿no es maravilloso que lo replique en sus juegos?
¿Cuál es la psicología de los niños que juegan con muñecas?
Quizás te preguntas si jugar con muñecas dice algo sobre su futuro o su identidad. Pero la realidad es que, en la mayoría de los casos, no es así. Los niños usan juguetes para ensayar roles sociales, aprender habilidades como el cuidado y la resolución de problemas. Es una práctica de vida, donde no existen los límites de género que la sociedad adulta impone. En su mundo, todo es posible y todos pueden ser lo que quieran.
Imagina un mundo donde los varones también jueguen a cuidar. Ese es el mundo que tu hijo está creando mientras juega. ¿No te gustaría que creciera con la capacidad de mostrar afecto y empatía?
¿Qué pasa si mi hijo juega con muñecas?
Lo que realmente importa no es si juega con muñecas o con carros, sino cómo lo acompañas en su desarrollo. Si alguna vez te sientes inseguro, recuerda que la infancia es un tiempo de descubrimiento, donde los roles no están definidos y las reglas del juego las crean ellos. Al final del día, lo que tu hijo realmente necesita es sentirse aceptado, amado y libre para ser él mismo.
¿Qué puedo hacer como padre o madre?
La respuesta es simple: observa, acompaña y apoya. Pregúntate, ¿qué ve él en ti? Los padres somos modelos, y cuando ven nuestro apoyo y aceptación, crecen con la confianza de ser quienes son. No se trata de corregir su juego, sino de acompañarlo en este viaje de autodescubrimiento.
Podrías aprovechar el momento para preguntarle sobre lo que está haciendo. Pregunta sobre los personajes que inventa, sus historias, sus sentimientos. De esta forma, no solo estás validando su juego, sino también fortaleciendo su creatividad.
Entonces, ¿Qué puedes hacer? Tal vez la respuesta es más sencilla de lo que pensabas: déjalo jugar, sigue sus pasos, y sobre todo, disfruta de verlo crecer.
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